Picos Granados, artesanales especialidades de pan con un diferenciador sabor a Málaga
Picos Granados es una pequeña empresa familiar ubicada en el municipio malagueño de Antequera que desde hace cerca de una década está especializada en la elaboración artesanal de picos y regañás. Dos singulares y apetitosos productos que son elaborados manualmente con ingredientes cien por cien naturales y de primerísima calidad y cuyo sabor único, dorado color y crujiente textura son el resultado del buen hacer de su fundador y una tradición familiar que atesora desde la infancia.
“Observar, escuchar y dejar que la masa te hable, ese el primer paso para entender lo que tienes entre manos”, nos cuenta Francisco Granados, el joven antequerano fundador del negocio que lleva más de media vida dedicado en exclusividad a realizar picos de pan. Un amor por el producto inculcado por su padre y su tío a los que debe el conocimiento y el arrojo de emprender y a los que menciona de forma notoria en sus primeras palabras durante este reportaje.
Francisco nos relata que con tan solo 13 años, y tras terminar las clases en la escuela, solía pasar todas las tardes en la panadería de su tío Pepe, donde también trabajaba su padre, llamado Cristóbal. “Fue en este obrador familiar donde aprendí la esencia para ser un buen panadero”–añade Francisco– y donde la constancia y el respeto por el trabajo y la profesión le acompañaron en el tránsito de la adolescencia a la madurez.
El despacho de pan familiar
El 7 de noviembre de 1996 y tras regresar del servicio militar obligatorio –la entonces popularmente conocida como “mili”– la vida de Francisco, que contaba con 18 años de edad, tornó de trayectoria. Animado por su padre, Francisco inició junto a él y su madre –Carmen Vega– un negocio propio, un modesto horno y despacho de pan que permitió asentar y profesionalizar la incipiente formación de Francisco.
“La jubilación de mi padre fue un punto de inflexión” –señala Francisco– quien en 2014 asumió el cargo de la panadería y comenzó a especializarse en la elaboración de picos y regañás en el pequeño obrador familiar de 30 m2. Con un instrumental y maquinaria básicos –un horno, una cámara fermentadora y una mesa de trabajo– donde amasaba y atesoraba a mano cada una de las pequeñas creaciones panaderas que introducía en el horno, y que posteriormente envasaba y pesaba manualmente. Una labor altamente artesanal que junto a su esposa, Ruth García, comercializaban y distribuían a otros negocios de cercanía y de Málaga capital. Una faena diaria a la que la familia Granados García dedicaba más de 14 horas diarias de trabajo, pero que le permitieron garantizar la calidad y el sabor que deseaban ofrecer a sus clientes. “Allí entendí lo que es el sentido de la responsabilidad, porque como chico joven, me gustaba ir de fiesta de noche, pero sabía que tenía que trabajar de día, a veces con los ojos cerrados” – nos refiere Francisco.
Calidad diferenciadora
Hoy día y desde mayo de 2022 –momento en el que la pequeña panadería se trasladó a sus nuevas instalaciones en el polígono de Antequera– Picos Granados elabora sus especialidades panaderas caseras con los mismos criterios de rigor, calidad y naturalidad que forjaron la esencia de la marca. Sus picos de pan normal, que supone el 60% del total de la producción; las regañas (30%) y los picos de salvado (10%) son la base del trabajo diario de esta empresa, que elabora en torno a 130 kg diarios de producto siguiendo la receta familiar, “aunque perfeccionada” por la experiencia y la alta calidad de sus ingredientes. Una calidad diferenciadora donde el amasado manual, una larga fermentación, además de las selectas harinas y un ingrediente clave como es un superior aceite de oliva virgen extra empleado en la elaboración de sus regañás, son la clave de su sabor y el crujiente perfecto. Porque como asevera Francisco, “cuando pruebas nuestros picos y regañás, notas la diferencia”.
El obrador de Picos Granados, evidentemente, tiene dos temporadas claramente definidas e intensas –nos aclara Francisco–, la primera se centra de febrero a mayo y una segunda de septiembre a diciembre, donde sus picos y regañás atraen una mayor demanda gracias a las fiestas navideñas.
Son los pequeños negocios de barrio, como panaderías y fruterías, así como bares y restaurantes los que conforman la cartera de clientes de esta empresa, la mayoría de ellos ubicados en la Costa del Sol y populares barrios de Málaga capital, como Huelin, donde podemos adquirir y disfrutar de las especialidades panaderas de Granados. Sin embargo, estos picos y regañás también han viajado hasta puntos concretos de Barcelona, donde existe un nicho de mercado tipo “gourmet” que ha distinguido las cualidades que albergan estos productos hechos en Málaga.
Arriesgar para crecer
Para Francisco, el mayor reto fue dejar atrás el obrador familiar de 30 m2 para pasar a una nave de unos 200 m2 en el parque empresarial de Antequera. “Reto emocional y un gran esfuerzo económico –explica Francisco con una leve sonrisa que escapa al verbalizar la carga.
No obstante, asegura que la gestión del trabajo y del espacio han sido fundamentales para avanzar y crecer como empresa, mejorando igualmente “la calidad de vida de las tres personas que actualmente trabajamos en Picos Granados: mi mujer, que es la comercial y distribuidora de los productos; un muchacho que me ayuda a trabajar la masa y yo mismo –donde la paciente y respetuosa tarea a mano, evitando las máquinas”.
Y es que Picos Granados se encuentra en pleno proceso de expansión, abriéndose a nuevos retos, desde la captación de nuevos clientes y medios de distribución hasta la implementación de la promoción y comunicación de la marca a través de distintos canales, entre ellos las redes sociales como Facebook o Instagram, “aunque eso sí, crecer sin sacrificar la calidad y el sabor” –apostilla Francisco.
Versátiles y sabrosos
Adherido recientemente a la familia Sabor a Málaga, la marca promocional y agroalimentaria de la Diputación Provincial, Francisco comenta que aún no ha podido asistir a las ferias comarcales y mercados que se organizan desde la propia institución debido a una acumulación de trabajo en el obrador, pero espera poder presentarse al gran público local en breve, dando a conocer “los genuinos” Picos Granados.
Y es que estas creaciones panaderas sabrosas, crujientes y en su punto de sal, son tan exquisitas como versátiles, desde acompañar a un buen plato de jamón de castaña del Alto Genal, a una tabla de quesos de cabra malagueña, un surtido plato de tradicionales embutidos de la comarca hasta una típica tapa de ensaladilla rusa o ensalada malagueña –con su naranja, su patata cocida, su bacalao y unas carnosas aceitunas aloreñas–. En comidas y aperitivos, en catas e incluso en maridajes con nuestros exclusivos vinos de Málaga, estos particulares formatos de pan se convierten siempre en todo un acierto para disponer una buena mesa.
Asimismo, estos productos son una fuente importante de hidratos de carbono, hierro, magnesio o potasio, entre otras cualidades, no tiene grasas y no aporta colesterol características que señalan los nutricionistas, y por tanto un alimento apto en la gran mayoría de dietas.
Es por ello, que la receta artesanal y magistral atesorada por la familia Granados se nos revela delicadamente en cada bocado, “desmigando” la constancia, el ímpetu por la artesanía y labor panadera hecha a mano, el dedicar el tiempo adecuado a cada parte del proceso y el respeto por los ingredientes y el producto, elementos claves para lograr unos diferenciadores piquitos de pan y regañás que brindar con humildad y orgullo a cada cliente. Unos picos y regañás que saben a Málaga y a la auténtica idiosincrasia de la tierra de Antequera, en definitiva, la especial esencia de Picos Granados.