Aroma y sabor natural desde la tierra hasta el plato

Andalucía es uno de los referentes en el mercado internacional en cuanto a la producción de alimentos procedentes de la agricultura ecológica. Solo en nuestra comunidad autónoma se concentra el 50% de la producción nacional. En Málaga las zonas de cultivo más destacadas son la Axarquía, la Serranía de Ronda, Antequera y el Valle del Guadalhorce. La huerta malagueña es rica en la producción de boniatos, calabacines, judías, berenjenas, pimientos, habas, col y algunos frutos subtropicales. Pero los más populares son los que se consumen con mayor frecuencia en el día a día: tomates, pepinos y patatas.

Los tomates de la huerta de Málaga presentan distintas variedades que se diferencian por su forma, color y punto de maduración. Las más frecuentes son el tomate en rama (se presenta en ramo y es carnoso y de sabor suave); el tomate redondo (de mayor tamaño y muy carnoso); el tomate de pera (piel fina y forma alargada); el tomate marmande (irregular y de color verde), y el tomate rebelión (con surcos y piel dura). Aunque las variedades no se quedan aquí: existen otras tantas, como el peculiar tomate de huevo de toro, cultivo tradicional en el municipio de Coín. Las variedades de pepinos más frecuentes en la huerta de Málaga son la francesa y la holandesa. La primera se caracteriza por su menor tamaño y piel rugosa, mientras que la segunda es alargada, de piel lisa y más fácil de digerir. Las patatas, en cambio, se pueden diferenciar por su color. Las rojas se suelen emplear para freír o estofar; las blancas son la variedad más popular y se les puede dar cualquier uso (asadas, hervidas, para cocinar…).

Flores comestibles de Málaga, prestigio nacional

Las flores comestibles cultivadas en Málaga han cautivado el paladar de algunos de los mejores chefs del panorama nacional y están presentes en varios de los restaurantes más prestigiosos de España. Estos productos, además de poner sabor en los platos, aportan un grado de vistosidad y propiedades saludables a los alimentos. Cada una de las flores comestibles cultivadas en Málaga tiene un aroma, un color y un sabor que la hacen única. Su principal uso en gastronomía es como adorno comestible en los platos. Algunas de las más populares son la flor de agastache albaricoque, la flor de albahaca, la flor de aloe vera, la flor de calabacín o la flor de hinojo.

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La filosofía de la agricultura ecológica se reduce a llevar los productos desde la huerta hasta la mesa de forma natural. En los cultivos ecológicos se suprime cualquier tipo de tratamiento mediante aditivos artificiales, así como el uso de pesticidas para evitar plagas. La gran ventaja de esto es que todos los productos conservan un sabor y un olor auténtico. El principal hándicap de este tipo de cultivos es que la producción es menor y que, en ocasiones, los precios son más elevados.

Los productos naturales procedentes de la huerta ecológica son más saludables que los alimentos cultivados y cuidados con sustancias químicas. Según han demostrado algunos estudios como el de la Universidad de Newcastle, los productos biológicos tienen entre un 19% y un 69% más de antioxidantes que los productos convencionales. Además, los niveles de metales tóxicos y de pesticidas son menores. Los alimentos procedentes de la huerta ecológica conservan intactas casi todas sus propiedades nutritivas cuando se sirven en la mesa.

La agricultura ecológica aporta numerosos beneficios al ser humano, pero también a la naturaleza. El primer gran beneficio es que se suprimen tóxicos como sustancias químicas, pesticidas o herbicidas, lo que supone un alivio para la contaminación de terreno y de los acuíferos. En las huertas ecológicas la producción es menor y la tierra no se sobreexplota, con lo que mantiene su calidad de un año para otro. Por último, cabe destacar que este tipo de agricultura es beneficiosa para poner en relieve los productos autóctonos de cada zona.